Eres el visitante


lunes, 17 de enero de 2011

UNO CORTO


Las rosas de la casa de la esquina me dan muestra del vigor de la delicadeza,

Soportando el frío de la media noche cubiertas de rocío,

son recias y prepotentes ante la corriente helada de la oscura noche,

alumbradas tan sólo por un bombillo amarillo de un divino niño de porcelana,

Destellan los colores en cada gota, pesados sobre sus pétalos.

De pie frente a la reja que las guarda de, no sé qué, Les aviento el humo de este cigarrillo cansado de quemarse.

Las calles parecen regadas por una lluvia de gasolina que acoge, apacigua y devuelve los reflejos de la luna las estrellas y el alumbrado de estas callecitas desoladas.

Mis zapatos de suela delgada dejan simpáticamente pasar el frío hasta mi estomago,

los cólicos que vienen después, son más de calma serena que de retorcijones y calambres.



Este frío en el que la noche se mantiene despierta y placida,

me encarcela como su vigía para no dejarme dormir,

pero siempre, para hacerme soñar.



Descubro una vez más, que salir a caminar despreocupadamente atañe a los mendigos de la belleza,

miradores de la constelación de los silencios y las palabras de las hojas mojadas.

Recuerdo mil poemas,

siento que un poema corto, es como un beso largo e intenso que se recuerda mejor entre un segundo sin importancia.

Aparecen en este campo sembrado de recuerdos.

Humedezco mis labios una vez más, pero ahora, cercana al olvido de quien me abrazó algún día.

Mi amiga me habla para confesar que ha matado algo bello,

pero yo misma no sé a qué juega Dios al vernos inmisericorde, matarnos como barbaros,

...si somos su obra más bella.

La noche se hace extensa acusada por la salida próxima del sol,

pero hoy, como todas estas noches, el sueño no me deja dormir.

sábado, 15 de enero de 2011

MATAR EL TIEMPO


Cielo oscuro donde centellean coquetas las estrellas.

Me siento feliz de compartirte un cigarrillo, veo tus nubes rosadas graciosamente esparcidas sobre los techos del barrio.

Adoro la soledad a la que mi invitas, y disfrutar en ella la calma de no tener que trabajar por la comida que me da mi madre, pero bendiciéndote por hacer el reposo lejos de ella.

*

El taconeo de las secretarias al llegar a casa, cargadas de bolsas con comida, para sus hijos sin padre, distrae el manjar esponjoso de esta soledad callada que adoro.

*

Las estrellas se mueven de a dos centímetros y chocan con el infinito cielo oscuro, como un muñeco de cuerda contra la pared, como mi alma contra la memoria.

*

Una vez más recito al dador de la contemplación de la nada, cuando yo también amo la soledad pasiva de las noches de ciudad.

Una capital llena de gente soñadora y unos pocos mezquinos que tiznan tu fama como la de una oportunista.

*

Las putas y los abogados de litigio de medio pelo, cruzan monedas por vino y marihuana.

Los galantes, habitantes de la calle, duermen placidos en cualquier pestaña -que abres para mirarnos con indiferencia- de tus altos edificios de cemento. Dormidos y agradecidos por el ladrillo rojo que les dejan raspar de las casas estrato cinco.

*

Yo me quedo aquí, contemplándote, en una banca de parque no lejos de mí casa.

*

Muchos insomnes me acompañan a distancia, guardados en cubitos de colores con camas más o menos blandas, mirando la ciudad sin verse, viéndose sin mirar la ciudad, ambas acciones inapareables. Pero si dan hijos, Todos con número de identidad, añorando una cuenta en algún fondo común o pirámide faraónica.

*

*

La leche hirviente en la estufa es el momento más excitante que encontré.

La emoción predecible, del subir espeso del líquido, me infunde pasión y alegría.

Veo la simplicidad de la primera ley, Causa efecto y reacción.

Mi gato blanco como la leche se refriega entre mis pantorrillas buscando calor, no encuentra más que unos pies descalzos abrazados al pavimento.

*

Amo estar afuera.

Gusto saber que hago esperar a quien me espera, a quien necesito tanto, sin sentirlo de verdad, porque limita mi catarsis de culpa, mi vegetarianismo causado por la carne viva, y el olor a sudor que acompaña los domingos.

Me recuesto y sólo quiero ver este manto de algodones rosas, besar el pasto con los pies y prender otro cigarrillo.

*

Recuerdo el pez que ayudé a morir hoy. Su cuerpo se llenó de hongos en el agua turbia del acuario que mi hermano olvidó lavar.

*

La cola comida por su compañero de celda le impedía nadar.

*

Ayudarle a morir no fue más que un acto piadoso que logré con una piedra y fuerza sobre la pequeña cabeza. Crujió.

*

Así pasan los días de enero, sin la euforia de diciembre nacido en licores ni la resistencia de un Febrero para empezar el trabajo.

Un día de lectura en un parque, con zancudos rondando, Perros defecando y paseando a sus amos, y la sensación de QUERER MATAR EL TIEMPO!!

viernes, 14 de enero de 2011

D Í A 1 3


D Í A 1 3


Las noches son una mierda,

largas, negras, una real mierda.

Ahora sé por qué las cosas son así,

es porque son una mierda!!!!!!

estoy triste,

no puedo estar triste de día, entonces, estoy triste de noche.

tristeza acumulada,

las risas fingidas del día salen a cagarse en la noche

y todo es una mierda!

Placida plasta de eses recostada en la ventana,

las moscas pululan cerca de mis oídos y confirmo que todo es una mierda.

Avalancha de porquería,

Cerro descrespado de recuerdo hecho porquería!

acumulación de comida y al final de tan excelsos manjares,

al final, todo es una mierda.

Cierro los ojos y se abre la nariz y huele terrible,

A la desobligación de la mierda por el retrete,

Al olvido que me hace sentir una…

nadie sabe a dónde va y a nadie le importa.