Eres el visitante


lunes, 21 de noviembre de 2011

Un bailarín salta Ta-ta taz



... y me acuerdo de mi felicidad incompleta.

Un paso cae y cae una de las hojas de este diario.



¿Cómo es que teniéndolo todo no falta nada?

No falta Nada porque está todo y todo abarca hasta los riñones del pasado y los rincones de lo que queda mi alma.

¿Cómo es que no queda, nada, de la felicidad embutida en el armario? Esa felicidad que le hace falta a ésta para que no sea otra alegría, otra frustración, otro momento para el diario en el intento de completarse.


Por eso escribo, porque algo le hace falta a esta complacencia para que ya no haga falta, nada.


¿Y por qué usted puede llegar a leerlo? Tal vez porque también está usted incompleto.



No es que nos complementemos, es que todos somos felices incompletos.