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sábado, 24 de octubre de 2009

CARTA A UN LECTOR QUE NO LEERÁ, NUMERO 4.

De Serie de escritos
Carta a un lector que no la leerá numero 4 (CUATRO)

Para empezar, de las cosas mas tristes que pasan por mi cabeza, es el hecho de que siga escribiendo a un vacio, a un nadie que lee en silencio, porque eso mismo quiere decir que mi capacidad de buscar y hallar lo que quiero, es nula o simplemente no la tengo, sin embargo el exorcismo ejercido por mi amante fiel, las letras, se apodera de mis gestos y me lleva de la mano hacia la catarsis.

En cada una de las cartas a un lector que no leerá, pongo en claro que el hablar las características específicas de lo que se desea, es más improbable y extenuante de lo que parece.
El lector invisible o inexistente, tal vez si haya contemplado mis idealizados propósitos, mas, no ha sido la meta de turno la verdadera agalma *

Hallándome una vez más en varios aspectos derrotada y en otros por decirlo de alguna manera, aprendida la lección, me cuestiona día y noche si en realidad el hombre sabe cómo sueña, en que sueña y por que debe o no hacerlo, ¿será acaso “el soñar” una idea de mercadeo o una frase de canción desgastada, un parafraseo de platón o una solapamiento de la vida misma?

Me hastía la repetida frase vacía, pronunciada y melcochuda del amor verdadero y perfecto, es un caramelo que cubierto de saliva y manteca pasa de boca en boca, siempre llega a mi, que soy el final de la cadena, azúcar bajo y repugnante, cuando creo haberlo limpiado, el dulce desprende un aroma fétido que viaja por mi cuerpo y una vez más, entonces, todo vuelve comenzar, nada he aprendido, pues el hartar de la dulzura, es un veneno que apasiona que enceguece y que obsesiona.

¿Me obsesiona? me despierta, me obsesiona y me rebota, ¿me obsesiona, acaso me persigue?, me deprava y me pudoriza ¿me obsesiona?, ¿cómo callar la voz en mi cabeza, en mi cadera, en mi maleta?
Luego de ver al sol directamente caí en la caverna, ahora mi sombra me asusta y me intriga, no aseguro que después de la batalla la cordura sea mi compañera, me iría a combatir a la guerra santa para oler, oír y palpar la existencia de tales cosas como el amor, la verdad y la sinceridad.

En la distancia la verdad y la vida me están esperando, ¡Que una metamorfosis me reviva del silencio y del letargo!, que mis amantes lascivos el óleo, la palabra y la filosofía no sean mis únicos amigos, yo quiero despertar, quiero hacerlo, mejor aún, quiero dejar de soñar y vivir el sueño que el mundo me ha prohibido.

Esto es un grito.

*(Del griego, tesoro inefable)

CARTA A UN LECTOR QUE NO LEERÁ, NUMERO 3.

BUENO, este es el tercer tutorial de las cartas a un lector que no leerá.
Es una noche más, un fin de semana de diversión para muchos mortales, ¡ay mortales!, llenos de inseguridades, promesas, palabras que enredan ensueños, ¡Mortales! Duraría mas la caída de una hoja en otoño que el impulso por solidificar metas, amores y melodías, si actuara así el escritor, no tendríamos obras como metamorfosis o constituciones.

Cuando ustedes tengan el temperamento de de aceptarse como sujetos, actúen y se rían de sus errores, yo seré la primera en “tocar mi frente con el suelo” ante sus magnificas posiciones, claro está que yo nunca lograré hacerme un personaje integral, soy el más pecador de los frustrados, entre orcas y látigos no encuentro una salida, estoy atrapad@ en mi purgatorio.
Lector, ya se que nunca leerás, empeorando la situación el no saber quien lee, quien debería leer, y quien leerá, ¡vago tormento el de un cualquiera!
Lector que no leerás, quiero que salgas de mi vida, quiero que no llegues a entrar en ella, no estoy segura de poder soportar tus besos tan vacios, tu mirada de vidrio, tu respiración branquial, no te quiero en mi vida. ¿Puedes llegar sin avisar?