Eres el visitante


domingo, 26 de septiembre de 2010



Un día más

Junto al divino niño de la esquina,

No me habla aunque lo saludo,

Le invito a compartir mi cigarrillo y no quiere,

Le ofrezco uno para él solo y no quiere,

Le ofrezco un Madrazo y no quiere,

Lo ignoro y no quiere,

Me voy y no me quiere.


Él es divino al fin y al cabo,

Alumbrado por un bombillo amarillo, él es divino al fin de cuentas.

Rodeado por rosas de una señora cualquiera,

No una cualquiera, sino una señora cualquiera.


Él es divino al fin y al cabo.


Una cancha de futbol cerrada y ni un balón encerrado,

Pasto amarillo a las cinco de la tarde y azulado a las nueve de la noche,

A su lado divino,

No hay niños, ni balones sin porristas, ni bombones.


Un candado y una reja y no hay niños pero yo estoy aquí y el divino en la esquina

El divino a dos cuadras después de las bancas.


Al otro lado de la luna

a metros de la misma luna.


Él la ve amarilla, ha de ser por el bombillo que lo alumbra,

él es divino de todas maneras.


Tinto cargado y cigarrillo y el divino no toma cafeína pero juega a la ruleta.


Tinto negro y mi hermano comiendo carne con guiso,

Bebida negra con seis cucharas más, un tinto necesita media,¡¡ no lo creo!!!


El divino lo tomaría con panela

¡cochino divino no me quiere hablar!


Él es divino de igual forma, De Igual forma que yo

Hieráticos y heréticos

Quién será Epifanio, ¿Garay?


El divino alumbrado

yo a oscuras, pero siempre cerca de él.


Mi amigo de cigarrillos, al fin y al cabo, no me pide.


Esto es solo para mí, el humo verde no azul.


Divina noche y divino humo y divino el niño que me tiene aquí

Pensándolo


y queriéndolo


Divino él

no él divino.

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