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viernes, 25 de marzo de 2011

Antes de Ayer y Ayer.


ANTES DE AYER:

Una pelota que rebotaba en la pared. Una y otra vez la masa verde contra el suelo y el polvo. Bailaba en la luz cuando la mano la agarró. Fue cuando el ahora de la pelota dependía de su ser pasado de pelota, donde podía rebotar, y ahora, no lo hace más.

La línea que dejaba manchaba el espacio para definir el fondo inmenso de la habitación, los dibujos verdes quedaban parados mirando de frente hacia la fantasía… Su alma de pelota dejaba cargado el tiempo de su verde color. Los centímetros se unían a el tic – tac y el ambiente se densó, la relación estrecha entre el rebotar y el ritmo que esto implica fue una sola, su ahora de pelota verde.

AYER:

El tiempo en la pelota, rebotar y golpear.

La temporalidad como un “ser animado” en donde las cosas suceden, un contenedor y un patrocinador, ser vivo en que las sujetos, los momentos, las ideas… pueden existir, están contenidas dentro de él. El tiempo, contenedor y contenido en la lógica numérica del reloj, un instrumento que materializa una idea. Como si la realidad tuviera alma y fuera identificada en segundos, minutos y horas.

Un ser simbólico reconoce el tiempo, y a su vez, el tiempo le permite reconocerse, adaptar un lenguaje y expresarse como ser presente, vivo.

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